¿QUÉ ES EL TAO?
El Tao es lo que no es. El Tao es la fuerza de coheción del Universo y al mismo tiempo es la energía de expanción de todas sus partículas. El Tao es silencio, pero también estruendo. Es el contenido, pero también el continente. Es la unidad que se hace posible por la fusión del ser con el no-ser.
El Tao es misterio, es materia incógnita, es vacío explícito. Para acercarse al tao es necesario desnudarse, dejar toda posesión, renunciar al ruido para poder escuchar el silencio que arrulla y conforta. El Tao es amor puro, se le encuentra en la aceptación (¿de qué?… de todo) se le halla en la renuncia al dominio, se le descubre en la sencillez, en la ausencia de deseos. El Tao es todo y es nada, es yo y es no-yo.
¿Dónde se le encuentra? En lo profundo, en lo más profundo de tu intimidad pero también fuera de tí, fuera de lo que controlas, fuera de lo que posees, fuera de lo que anhelas: En la flor, en el trino, en el relámpago. El Tao habla con su silencio, el Tao espera por tu huella, por tu insomnio, por tu angustia.
Leamos a Lao tze, el profeta del Tao:
Verso 1 del Tao Te Ching
El Tao que puede expresarse
no es el Tao eterno.
El nombre que puede nombrarse
no es el nombre eterno
El Tao tiene nombre y, a la vez carece de él.
Sin nombre, es el origen de todas las cosas;
con nombre, es la Madre de diez mil cosas
La ausencia de deseos permite contemplar el misterio;
la presencia de deseos solo deja ver su apariencia.
Y en el propio misterio está la puerta
que lleva a todo conocimiento
Lao-Tsé
Lao-Tsé, también llamado Lao Tzu, Lao Zi, Laozi o Laocio. Su nombre real era Li Er 李耳. Se le considera uno de los filósofos más relevantes de la civilización china
Extracto del libro Nuevos pensamientos para una vida mejor de
Wayne W. Dyer
“En el verso inicial del Tao Te Ching, Lao Tse nos dice que el Tao «tiene nombre y, a la vez, carece de él». Para nuestra manera de pensar occidental, esto resulta paradójico. Y, de hecho, lo es. El pensamiento basado en conceptos contrapuestos está firmemente imbricado en la mentalidad oriental: el yin y el yang, lo femenino y lo masculino. También se describen con toda naturalidad cosas que participan de una identidad y de su contraria. Por contra, los occidentales tendemos a considerar los opuestos como conceptos incompatibles que se contradicen entre sí…”
“…El Tao pertenece a la esfera de lo impenetrable e invisible, y en él todo tiene su origen. Y al mismo tiempo, se encuentra de manera imperceptible en el interior de todas las cosas. Cuando deseamos ver dentro de esa oscuridad (misterio), intentamos definirla en base a las formas del mundo exterior, lo que Lao Tse llama «las diez mil cosas». Nos dice que no intentar penetrar el misterio nos llevará a conocerlo. O, en los términos en los que a mí me gusta plantearlo, que «digamos adiós y dejemos actuar a Dios». Pero ¿cómo podemos conseguirlo? Una manera sería adoptando más el pensamiento paradójico, reconociendo que el deseo (querer) y la ausencia de deseo (aceptar) son dos y la misma cosa… como los confines misteriosos de una secuencia continua”.
“El deseo crea las condiciones que nos permiten adoptar una actitud receptiva; o sea, es lo que nos prepara, en el ámbito del mundo exterior, para recibir. Según Lao Tse, querer conocer o ver el misterio del Tao solo nos revelará las señales de su existencia en sus diversas manifestaciones, pero no el misterio en sí. Sin embargo, no estamos ante un callejón sin salida. Desde la base del deseo empieza a florecer el misterioso Tao. Es como si el hecho de querer algo se transformara en su aceptación natural. Si se desea, pueden verse sus manifestaciones; sin deseo, puede verse el propio misterio…”
Te invito a leer el Tao Te Ching completo. Hay múltiples copias en la Internet.
2 comentarios »
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lei todo el texto y me fui a internet a leer mas sobre el Tao, así reconozco lo poco que se y lo mucho que me queda por aprender, gracias muchas gracias por compartir.
Mi querida Lilia: Apenas hoy leí tu comentario en mi blog. Te invito a que sigas el Tao. Es filosofía de vida, es paz y es energía. Checate el libro de Dyer, es muy bueno. Un abrazo. Cuídate mucho.